Gerardo Cano Hernández
Hoy, día 1 de mayo, se le recuerda de manera universal el fallecimiento de Ayrton Senna en el Gran Premio de San Marino de 1994. Veintiún años después, no sólo sigue presente en la máxima categoría del automovilismo, además es referencia para pilotos de las nuevas generaciones como Fernando Alonso y Lewis Hamilton.
¿Por qué después de tanto tiempo su memoria sigue vigente? Ayrton Senna no era sólo un piloto de fórmula uno. Siempre demostró ser diferente, romper los esquemas que se tenían con los pilotos europeos de la época, el amor profundo que le tenía al Corinthians, las sonrisas después de la última vuelta, sus rabietas cuando perdía, con todo y eso siempre fue alguien distinto.
Un hombre que le enseñó a Brasil y al mundo que hay mucho más que fútbol, que logró carreras épicas como la de Japón en 1985 y la de México en 1989, dónde la adversidad y las pólemicas con Alain Proust serán recordadas por esas carreras de auténtica batalla motora.
Tres veces campeón de la fórmula uno: 1988, 1990 y 1991. Logró dos subcampeonatos, en 1989 y en 1993, logros que no se consiguen fácilmente. Por otro lado, los grandes saben que el brasileño llevaba la velocidad en las venas, para muchos es el más veloz de todos los tiempos.
Llegó el 30 de Abril de 1994 y algo hubo en San Marino, primero con el accidente de Roland Ratzenberger, en palabras de su hermana, Viviane, Senna no era el mismo. Habrá quienes digan que presintió su destino, no era el mismo de siempre, Alain Prost, su rival de muchos años, lo supo bien.
La mañana del 1 de mayo de 1994, Senna acudió a la Biblia para encontrar consuelo como tantas veces hacía. Algo sabía que iba a ocurrir, pero nadie imaginaba que eso no sólo dolería, también trascendería del modo menos pensado.
Llegó la primera curva en un domingo lluvioso, el asfalto, el viento y la gente tenía en la mente que algo podía ocurrir. Al dar la vuelta del lado izquierdo, el vehículo en el que iba; Williams F16 salió proyectado y el impacto fue directo a la cabeza del piloto, una varilla de la suspensión le atravesó el casco y la visera, ocasionándole fracturas en el cráneo con pérdida de masa encefálica. Tras el accidente, Senna, yació inconsciente, horas después se oficializó la muerte cerebral.
Brasil quedó paralizada, se había ido uno de sus grandes ídolos, un hombre que le deseo suerte a su país unos días antes de que comenzara la Copa del Mundo en Estados Unidos 94. Fue despedido como héroe nacional, juntó más de dos millones de personas para decirle ¡Adeus amigo! Brasil un mes después fue campeón del mundo y le dedicaron el título al piloto.
Un hombre que siempre buscó superarse, su mecanismo psicológico se basaba en esa constante lucha interior por tocar esos límites para luego destrozarlos, una y otra vez. Aquel que se burlaba del miedo, que odiaba la derrota, pero que ante todo, la sonrisa veloz como su vehículo lo harán recordar siempre en las pistas del automovilismo.
Você é uma lenda não diz adeus (eres una leyenda por eso no dices adiós)