La reciente derrota de la Selección Mexicana ante una débil pero atenta escuadra hondureña. Después de un discurso derrotista y la total negativa a una renuncia de parte de José Manuel de la Torre, los directivos de la Federación Mexicana de Futbol dijeron “ya basta”. Hoy el ‘Tri’ queda en manos de Luis Fernando Tena, un hombre que en Londres 2012 se registró con letras de oro en la historia futbolística de la nación.
A falta de tres encuentros eliminatorios, Justino Compeán y compañía esperan sacar la nave a flote utilizando una táctica diferente. La derrota de anoche caló en el orgullo de la afición mexicana, pero también fungió como la gota que derramó el vaso de la paciencia tricolor. A sabiendas de que los grandes cambios requieren meses de trabajo, la directiva de la FEMEXFUT ha apostado por quien fuera el brazo derecho del Chepo de la Torre.
“El Presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, Justino Compeán, tomó la decisión de hacer un cambio en la Dirección Técnica de la Selección Mayor y será Luis Fernando Tena el responsable de la Dirección Técnica, apoyado con los mismos colaboradores que hasta la fecha han participado en este proceso”, se leía en la página oficial de la FEMEXFUT poco después de las dos de la mañana.
Ante este tipo de derrotas, de nada sirven las recientes ratificaciones. Más allá del funcionamiento y la estadística, una descalabro como local, ante aproximadamente 100,000 personas es injustificable. Manteniendo al resto del cuerpo técnico, la Federación ve a de la Torre como el único culpable de la más reciente ‘noche triste’ del balompié mexicano.
Es ahora el turno de Tena, un hombre de pocas palabras y a últimas fechas, grandes resultados. Es de alguna manera, una bocanada de aire fresco para un proceso que se notaba desgastado. Luis Fernando es un motivador de grandes aspiraciones que contagia el hambre de triunfo a sus futbolistas. Es ahora el encargado de corregir el rumbo de un selectivo mexicano que hace meses perdió la brújula de la victoria y que se contagió de la apatía de un estratega que hoy hace las maletas para quizá, nunca más volver.
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