El mundo literario está de luto.
La historia suele repetirse, y en esta ocasión nos ha tocado ser testigos de un curioso fenómeno que no había ocurrido en 400 años. Nos referimos por supuesto a la muerte (casi) simultánea de dos grandes figuras de las letras: Harper Lee y Umberto Eco.
Pero hagamos un repaso de lo anterior. Si ustedes están familiarizados con el mundo de la cultura y las letras, habrán escuchado de (e incluso celebrado) el “Día del libro y la rosa”. Dicho día ocurre cada 23 de abril y conmemora las muertes de Miguel de Cervantes (El Quijote) y William Shakespeare (Romeo y Julieta, Hamlet, entre muchas otras), acaecidas el mismo día del año 1616. De ahí que hayamos dicho que “la historia se repite”.
Ahora, 400 años después y justo en el inicio del día de ayer amanecíamos con la noticia de que Harper Lee, la autora estadounidense creadora de “Matar a un ruiseñor” y famosa por ser una completa ermitaña, había fallecido en la residencia de ancianos donde era cuidada, en Monroeville, Alabama. Tenía 89 años y ya presentaba dificultades relacionadas con el Alzheimer. Publicó sólo dos novelas (en 1960 la antes citada) y con eso se ganó la fama y el prestigio mundial, cosa que rechazó tajantemente recluyéndose en su hogar y jamás dando entrevistas u ofreciendo apariciones públicas. Mucho se escribió sobre su falta de escritura y su genialidad al retratar las diferencias raciales y abusos de los blancos hacia los negros en su Magnus Opus, y aunque fue una autora sumamente buscada y conocida, mantuvo muy pocas amistades. Entre sus allegados más famosos se encontraban el también escritor Truman Capote (autor de “A sangre fría”) y el actor Gregory Peck, quien interpretó en la adaptación fílmica de la novela a Atticus Finch, el icónico abogado defensor de los derechos de los negros.
Hace unos meses se veía su regreso al mundo de las letras con el descubrimiento de otro manuscrito, una secuela de su gran obra y que fue publicada por la editorial Harper Collins bajo el nombre de “Ve y pon un centinela”. Se imprimieron dos millones de copias, fue Trending topic en redes sociales y desde el inicio fue una publicación polémica por dos cosas: la primera, se creyó que Lee había sido forzada a publicar dicha novela, cosa que fue desmentida por varios expertos, y la segunda, la novela había roto millones de corazones alrededor del mundo al mostrar a Atticus Finch (ahora un viejo abogado retirado que es visitado por su hija adulta) como un racista salvaje y traicionero a los ideales que lo habían vuelto un ícono en “Matar a un ruiseñor”. Aun así la novela fue un Bestseller mundial y fue traducida a más de 20 idiomas.
No conformes con la muerte de Harper Lee, al terminar el día nos enterábamos de la partida de otro grande, quizá el más grande de los estudios literarios modernos: el escritor italiano Umberto Eco.
Nacido en 1932 en Alessandria, fue catedrático y director de la Escuela Superior de Estudios Humanísticos de la Universidad de Bolonia. Inició su carrera como ensayista para después volverse autor de libros sobre estudios literarios casi de tiempo completo. Entre sus obras teóricas más importantes destacan “Apocalípticos e integrados” (1965), “Tratado de semiótica general” (1975) y “Lector in fabula” (1979). Pero su salto al reconocimiento y la fama mundial lo daría en 1980 con la publicación de su primera novela “El nombre de la rosa”, que de inmediato se convertiría en un Bestseller internacional y cuya adaptación cinematográfica sería estelarizada por Sean Connery (El primer James Bond), F. Murray Abraham (Salieri en Amadeus) y Christian Slater. A esta le seguirían otra seis novelas de igual éxito: “El péndulo de Focault” (1988), “La isla del día de antes” (1994), “Baudolino” (2000), “La misteriosa llama de la Reina Loana” (2004), “El cementerio de Praga” (2010), y su última publicación en vida “Número cero” (2015).
Intenso apasionado de la lectura, nunca dejó de dedicarse a su divulgación y estudio, publicando algún libro sobre semiótica o teoría literaria cada año, y además de elevar los estándares de lectura y escritura, brindó a millones el placer del conocimiento y la cultura. Sin duda alguna, tanto Harper Lee como Umberto Eco son una pérdida irreparable y muy lamentable para el mundo de la lectura, la literatura y la cultura.
Descansen en paz.