Hay que olvidarnos del término plano para definir a iOS 7. La nueva versión del sistema operativo de Apple no es plana, sino todo lo contrario. Las diferentes capas de información se entremezclan para ofrecer una interfaz que aporta ideas interesantes en cuanto a diseño.
Efecto Parallax
Una de las novedades más curiosas de iOS7 es la adaptabilidad del interfaz en función del entorno. Esto funciona de una manera similar al sensor de luz ambiental, pero jugando con la profundidad en vez de con el brillo de la pantalla. El resultado es un efecto tridimensional que convierte la pantalla en una ‘caja’ en la que el fondo queda en segundo plano y los botones dan la sensación de flotar por encima.
Como diseño, no deja de resultar una idea interesante. De momento el objetivo es estético, pero quien sabe si este efecto puede dar pie a funciones nuevas en juegos o aplicaciones, algo resultara… eso es seguro.
Profundidad y capas
La sensibilidad de iOS 7 al entorno está asociada al hecho de que la nueva versión del sistema operativo hace uso muy intensivo de la profundidad y las capas superpuestas en los menús. En esencia, lo que Apple llama profundidad otros lo llaman transparencias. iOS 7 juega con varios niveles de capas semitransparentes que flotan unas sobre otras para dar un estilo visual único.
Nuevos iconos
Apple ha abandonado la sobrecarga de detalles de los iconos skeumórficos para abrazar un nuevo tipo de iconos que combina degradados con formas muy limpias, casi tipográficas.