Gerardo Cano
Criticado, mofado y atrapado constantemente en la banca; esas han sido las características en los últimos doce meses dentro de la vida futbolística para Javier “Chicharito” Hernández.
Su paso por el Real Madrid no daba esperanzas de continuar en el viejo continente; su regreso a Old Trafford no daba un cambio positivo, pero como dicen algunos sabios “No hay mal que por bien no venga” y aquel penal que falló en la fase previa de Champions League le dio la respuesta a la pregunta que él y Van Gaal se hacían: ¿Me puedo ir?
Para la fortuna del Chicharito, en Alemania vieron con buenos ojos su racha goleadora, pero más sus ganas de competir sin importar las circunstancias, porque una de las realidades que ha tenido desde que emigró a Europa, es que nada le ha sido fácil. Sus 59 goles en 196 partidos con los Red Devils lo demuestran.
Hoy la carrera de Hernández se toma una aspirina para el alivio de esos males que han limitado su potencial, ojalá este cambio demuestre que el querer es poder, sólo es cuestión de que salga al campo a hacer lo que mejor sabe: destrozar redes, por su bien y el de la selección.
No faltará quien lo tache de tronco, no faltarán las fallas, pero tampoco faltarán las ganas de competir y hacerse de un lugar en la Bundesliga, de eso no cabrá la menor duda.
Good luck Little pea
Viel Glück kleine Erbse
Buena suerte Chicharito