Y en Ta Wueno quisimos hacerle un pequeño homenaje.
Una botella de alcohol, una cantina y una pena amorosa era lo único que José Alfredo Jiménez Sandoval necesitaba para componer sus canciones, y vaya que supo tomar inspiración, ya que, según las leyendas de la bohemia, ¡Llegó a componer miles de canciones!
Nacido en el mero Dolores Hidalgo, Guanajuato, un 19 de enero de 1926, desde muy chico y a causa de problemas económicos, se mudo a la Ciudad de México, donde empezó a trabajar a los pocos meses de haber llegado. Fue mesero y jugador de futbol, y el destino le dio buena suerte, ya que el restaurante donde trabajaba, ‘La sirena’ era frecuentado por el productor Andrés Huesca, quien fascinado por la forma de cantar del joven José Alfredo, le permitió grabar una de sus canciones y presentarse en las emisoras de radio XEX y XEW, ambas de Amplitud Modulada. Estas presentaciones radiofónicas fueron las que lo catapultaron a la fama.
A pesar de no tener ningún tipo de formación musical, José Alfredo fue uno de los compositores más prolíficos de su tiempo. Fue apadrinado por el reconocido compositor Miguel Aceves Mejía, casi todas sus canciones fueron interpretadas por el Mariachi Vargas de Tecalitlán, con arreglos del maestro Rubén Fuentes (a quien Jiménez le ‘silbaba’ las canciones), y fue compositor de cabecera de Jorge Negrete, Lucha Villa y Pedro Infante (quien le pidió una canción para su esposa, Irma Dorantes).
Supo sacar inspiración de sus canciones por medio de las experiencias de vida, ya que era muy usual verlo en reuniones, fiestas y cantinas bebiendo y cantando al más puro estilo bohemio, cosa que le cobró factura, ya que, sin haber llegado a los 50 años de edad lucía, al menos, 15 años mayor.
Falleció el 23 de noviembre de 1973 debido a complicaciones hepáticas relacionadas con la bebida; sus restos descansan en el Panteón Taurino, y sus canciones han sido interpretadas, versionadas y re-versionadas por todo tipo de artistas, desde el rock hasta la cumbia. Destacan las versiones refinadas hechas bolero de Luis Miguel, las interpretaciones en vivo, acústicas y eléctricas, de Maná, y el constante homenaje que le ha hecho Enrique Búnbury a lo largo de casi toda su carrera.
No cabe duda de que la música de José Alfredo Jiménez es una parte esencial de la banda sonora que nos define como mexicanos, y si te gusta la música ranchera, o alguna vez has sufrido por un corazón roto, entonces habrás cobijado tu dolor con las notas compuestas por ‘El Rey’.
